Imaginemos que en su barrio existe una banda de presuntos delincuentes, dedicada a todo tipo de pillajes y tropelías, cometidos con plena y lisa impunidad...
Imaginemos también que el comisario del distrito -encargado de velar por la seguridad del mencionado barrio- hace la vista gorda -por la razón que sea- ante los desmanes cometidos por la susodicha ladronería...
¿Quién sería el culpable de la situación generada a los vecinos...? Por supuesto, en primer lugar, los culpables serían los citados delincuentes... Pero el comisario no dejaría de tener una sustancial parte de la culpa en la caótica situación...
Pues bien, mutatis mutandis, podríamos trasladar un escenario similar a la turbulenta situación que vive España -desde hace más de treinta años- a causa del histérico independentismo de algunas de sus regiones...
Nos encontramos actualmente ante un panorama en el que el presidente de la Generalitat de Cataluña amenaza -con toda su inmensa e inabarcable cara dura- con un ilegal referéndum independentista...
El papel se adereza con una incumplida sentencia del Tribunal Supremo sobre la institución autonómica catalana, en la que se la obliga a otorgar enseñanza en español a todo aquel alumno catalán que así lo solicite...
La guinda del enchulado pastel independentista la ha puesto hace poco el consejero de Seguridad de la Generalitat, Felip Puig, quien ha insinuado que los mossos d'esquadra catalanes estarían -se sobrentiende, con sus armas- a favor del bando independentista si despuntaran amagos de algún tipo de conflicto bélico...
Mientras tanto, en el País Vasco, ya se empieza a hablar de otro emboinado referendo independentista mientras que una futura coalición Bildu-PNV despunta claramente como el futuro guía del cercano devenir histórico vascuence...
La banda de presuntos delincuentes -que contravienen sentencias del Supremo, que se solidarizan con etarras, que insinúan una ilegal secesión, que hacen la vista gorda ante arriadas de banderas de España en múltiples ayuntamientos, o, directamente, ante su quema, o ante pitadas en insultos a nuestro himno...- ya está identificada desde hace muchos años...
¿Y el presunto comisario negligente... cuál sería?
Pues nuestro adormilado e indolente comisario, atado a una enfermiza inacción -que no sabríamos si tildar de ingenua o de cobarde-, sería un ser bicéfalo...
Un ser bicéfalo representado por dos cabezas, a cada cual más pasmada y dormida...
Una... nuestro Jefe de Estado, que durante estos más de treinta años no ha movido un ápice para remediar esta lamentable situación...
Él, siendo símbolo constitucional de la unidad de España y jefe de un Ejército, una de cuyas misiones es ésta... velar por la unidad del país, no se ha dignado jamás en realizar ningún tipo de declaración contundente y firme sobre esta desmembración ,cuyos deshilachados hilos dejan entrever la desnudez de una institución, como mínimo "timorata"...
Otra... los distintos Gobiernos de nuestra nación, desde aquel de Adolfo Suárez que se inventó un conglomerado de diecisiete pseudoestados a los que, progresivamente, fueron concediendo insaciables prerrogativas los cobardes mandatos de González, Aznar, Zapatero y, ahora, Rajoy...
Dicen que perro ladrador, poco mordedor... pero este can de dos cabezas, este Cancerbero, ni siquiera se ha atrevido a dar aún un tímido ladridillo...
(Carlos Dómine)
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