La mentira... ese duro muro con el que, frecuentemente, se topan las personas relativamente buenas... ingenuas... o inocentes... Difícilmente podrán asimilar la mentira... puesto que no saben mentir, al no tener nada que ocultar...
Pero la inmisericorde realidad nos revela que hay personas que, día a día, cubren sus carencias con una manta de mentiras...
Quizás tú, lector, tanto como yo, estemos orgullosos de nuestra forma de pensar y de ser... y por eso no las ocultamos... aunque nos puedan llover la críticas.
Pero el mentiroso compulsivo reconoce rápidamente a ese tipo de personas y se ve atraído por ellas, puesto que sabe que son más fáciles de manipular, al ser incapaces de concebir que la gente mienta.
Es como la ley del magnetismo: los polos opuestos se atraen... y los mentirosos se ven indefectiblemente atraídos por la gente inocente...
La mentira... una más de las múltiples caras de la cobardía, la de aquellas personas que no se atreven a enfrentarse a su propia realidad...
(Carlos Dómine)
No hay comentarios:
Publicar un comentario