Hoy me he encontrado Madrid como una ciudad hermosamente fría, hermosamente triste... pero hermosa, al fin y al cabo...
Es triste ver los cientos de negocios cerrados paseando a lo largo de la calle de Bravo Murillo, ese largo trozo de lo que debió ser un Madrid más alegre, más sencillo y mucho más entrañable...
Tantas tiendas tradicionales que han echado el cierre de sus ojos para siempre... Tantas ilusiones de generaciones perdidas, por culpa de esta crisis premeditada... Diseñada por Gobiernos anteriores y firmemente apuntalada por el actual...
Almacenes, antiguas "barberías", bares tradicionales, tiendas de muebles... Aquella alegre fábrica de patatas fritas, sonriente como los miles de soles que fabricaba... Cientos de recuerdos que pasaron de padres a hijos y que este vendaval insomne de liberalismo y especulación han diluido en estos fríos aires...
¿Dónde estás, Madrid, que ya no te encuentro? ¿Dónde perdiste tu rumbo? ¿Dónde extraviaste el espíritu de esta calle sobre la que resuenan, cada vez más fuertes, los ecos de nuestro vacío...?
(Carlos Dómine)
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